Pedrito, ilusionado, visitó el “dealer” de carros. Cumplía su primer año de trabajo, ganando RD$50 mil, y estaba alistándose para adquirir su primer vehículo. Tenía que decidirse entre uno nuevo y uno usado.
La de segundo mano era una “yipetica” japonesa negra. Estaba en excelentes condiciones. Aunque con cinco años de uso, su dueño la había cuidado como si fuera una bebé. ¿El precio? RD$500 mil.
A Pedro, eso sí, le tentaba la versión de último año del mismo modelo. Esa andaba por RD$1,500,000 pero el olor a nuevo y su sistema digital “Bluetooth” elevaba su índice BAM (el de “Bulto, Allante y Movimiento”) exponencialmente.
Casualmente, el joven contaba con RD$500 mil, ahorrados durante muchos años de trabajos “part-time” y obsequios que recibió desde que era niño.
De decidirse por el carro más costoso, contaba también con un préstamo “de feria” por RD$1,000,000 a una cuota fija excelente que le costaría RD$26 mil mensuales por siete años.
¿Cuál compraba? ¿Se financiaba o no?
Esas eran las preguntas que ocupaban a Pedrito y que, en estos días de “Viernes Negro”, deben ser motivo de reflexión para muchos compradores que convertimos, en tiempo récord, esta fecha en la de mayor actividad comercial del país.